Pocas cosas pueden ser más divertidas que la infame escena del chaval con la lengua pegada al asta de una bandera en la película “A Christmas Story” (Una historia de navidad), pero si te hubiera pasado a ti probablemente no te reirías. La temible realidad es que tu lengua no es la única parte de tu cuerpo que se puede quedar pegada a una superficie metálica fría. Cualquier parte húmeda y cálida de tu piel puede sucumbir a este cruel truco de la naturaleza, así que incluso una palma sudorosa sobre un pomo frío es una buena receta para el desastre. Los metales son grandes conductores, lo cual significa que responden inmediatamente al calor corporal de una persona y que cristalizan cualquier humedad que quede atrapada entre ambos. Si alguna vez te encuentras en esta humillante situación, verter un vaso de agua caliente sobre la lengua salvará tus células cutáneas, pero ya habrá pocas cosas que puedan salvar tu reputación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario